Metamorfosis

Introducción

Querida Nina:

Sé que no puedo arreglar algo que ni siquiera me empeñé en romper, sé que no puedo viajar en el tiempo y cambiar algo que de todas formas iba a suceder; que no supe aprovechar los momentos en que sostuve tus pequeñas manos entre las mías, los instantes que me hicieron identificar tu aroma de los de todas las personas que conozco, aquellas largas temporadas que pasaron frente a mí como un suspiro; también, sé que no te dije todos los “te amo” que te prometí en silencio el primer día que te vi; y sé que hay muchas cosas que no podré explicarte con un detalle científico o sumamente creíble, sobre todo yo, que tengo una mente tan cerrada y crítica; sin embargo, sí hay algo que puedo asegurar… y es que, sin importar cuantas veces tenga que reencarnar, siempre te voy a amar.

            Quise escribir una simple carta para intentar convencerte de lo que te dije ayer, una con muchos puntos que cerraran mis oraciones y le dieran un tono más serio, pero al final me di cuenta que si me enviaran esa carta, ni yo me lo creería. Sabes, pensé mucho tiempo antes de decírtelo, porque tenía miedo de tu reacción, porque esperaba despertar de un sueño, porque no quería que fuera real; porque quería que fuera perfecto, pero al final todo salió mal… aún no sé qué era exactamente lo que esperaba. Por esto, y muchas otras razones, una de las cuales es mi más reciente gusto a escribir, he decidido escribirte cada momento que sucedió en mi vida desde el día en que te perdí y me perdí a mí, hasta el día que deje de amarte y simplemente me aburra de hacerlo; no sé si sea mañana, que yo espero que no, o sea hasta el último día de mi vida cuando haya envejecido y no pueda tomar entre mis dedos ni siquiera un lápiz.

            Mi gran pregunta es saber en qué momento te la voy a entregar, aunque cuando la estés leyendo te preguntaras más bien por qué ahora y no ayer, y es que aún no lo decido, porque pienso escribir los múltiples intentos por reconquistarte o intentar convencer de que te estoy diciendo la verdad. Sé que el día que tengas esta larga carta, biografía, diario, novela, bitácora o como quieras llamarle, será porque sucedió algo muy importante; quizá mi segunda muerte o quizá mi segundo amor, y no es que piense ya en sustituirte, no con otra chica igual de hermosa y perfecta como tú, porque como tú ya no hay más, sino porque puede que termine enamorándome de mí, no de la manera que tú piensas… no puede haber tanta perversión en mí, a lo que me refiero es que quizá algún día acepté lo que hay cuando me miré a un espejo; porque debes admitirlo, ser un hombre exitoso y tenerte, morir, y despertar en el cuerpo de una chica no es algo que se pueda asimilar.

            Recuerda que aunque tengamos diferentes ojos, siempre tendré la misma mirada; al final de cuentas, también la misma alma.

Con amor, Alan Milla.