Andrea Princesa... Samantha Príncipe

Escrito en el Corazón

 

Después de casi más de una hora de hablar Andrea y Samantha no podían terminar de contarse todo lo que hubiesen querido, Andrea seguía hablando del poeta desconocido, mientras que Samantha seguía disimulando saber la verdad; claro, también y aunque le constase mucho trabajo disimulaba que no había otra cosa que observar más que la belleza de Andrea. Con las ideas volando al aire, Samantha no podía ignorar la hermosa sonrisa que se formaba al hablar de aquel poema, que por supuesto le había constado un par de horas hacer; otra cosa que lograba percatar era ese cambio de ánimo cuando hablaba de Lucas, pues ella decía que ni aunque le cambiaran el cerebro por el de Shakespeare llegaría a hacer algo así.

 

Lucas no era la persona más romántica del mundo, eso ya se lo había dicho antes; pero por mucho que fuera apático a la situación… “Quizá un poco de esfuerzo no le caería nada mal a ese inepto –se dijo Samantha así misma.” Entre platicas, risas, sonrisas y en la mayoría cosas sin sentido, había algo que le hacía sentir muy mal a Samantha (que Lucas engañara a Andrea) esta simple idea le daba tantas vueltas y le dejaba en un punto  sin salida (decirle todo a Andrea o esperar a que ella misma se diese cuenta).

 

-Bueno, entonces… ¿Qué opinas de quién me envió el poema? –tomó un sorbo de café-, dime lo que sea-. Insistió.

-Es… creo que es maravilloso, debes ser muy especial para esa persona –sonrió culposamente.

-¿Tú crees?

-Absolutamente.

-No se si sentirme mal por no contarle esto a Lucas, pero no siento que lo esté engañando o algo; además un poco de felicidad poética no me cae mal… debe ser un chico tan culto y romántico ¿No lo crees? –la sonrisa de Samantha disminuyo al escuchar la palabra chico, aunque no esperaba nada más.

 

La plática parecía haberse ya extendido más de lo que se tenían previsto cada una, ninguna de las dos estaba lista para despedirse, sin embargo no fue necesario hacerlo. A lo lejos se acercaba Carly con una sonrisa deslumbrantemente llena de felicidad, la cual se opacó cuando vio a Andrea al lado de Samantha.

 

-¡Andrea! Samantha ¿Qué hacen las dos aquí?

-Obviamente tomando un café –señaló Andrea su café-. ¿Qué pasa?

-Nada, sólo quería saludar…te.

-De acuerdo, será mejor que me vaya o me despedirán de la biblioteca –Samanta se puso de pie y recorrió la silla a su lugar.

-Sí, será mejor que te vayas a la biblioteca… Allí eres más útil –le amenazó Carly igual con la mirada.

-Carly… -le miró Andrea con la mirada sorprendida-. Adiós Andrea, nos estamos viendo ¿De acuerdo?

-No lo dudes, y cualquier cosa que necesites sabes que puedes contar conmigo. –se acercó para despedirse de beso con Andrea pero Carly las interrumpió sentándose en el lugar vació. Samantha entendió la señal bastante directa de Carly y sólo se despidió con una sonrisa.

 

-¿Se puede saber qué te pasa Andrea? –preguntó Carly muy expresivamente.

-¿Qué me pasa? Carly… ¿qué te pasa a ti? ¿Por qué fuiste tan grosera?

-Pues deberías agradecérmelo, esa tía únicamente está aquí para pervertirte.

-En primera, yo la invite; y en segunda, estábamos platicando.

-No me importa eso, sólo te advierto; esa destruyen tu vida en pedacitos muy pequeñitos que por más que trates de arreglar, no puedes.

-Esas ¿Quiénes?

-Las lesbianas –Andrea giró la cabeza en señal de negación-. Niégalo, pero si hoy te ven tomando el té con ella, mañana dirán que son amantes. Traducción: automáticamente te vuelves lesbiana.

-Espera, ni siquiera me ha dicho si le gustan las chicas.

-Claro que no, ni de loca se le ocurre decirte. Dime ¿Te habló de algún chico en esta tan agradable conversación que tuvieron?

-Me habló de uno que reparte correspondencia en el campus, sólo son amigos; porque aún espera a la persona adecuada.

-Andrea, ¡qué boba eres!… Piensa –se acercó hacia ella-. Te dijo que espera a la “Persona” adecuada, ¿por qué no te dijo que espera al chico adecuado?

-Eso no quiere decir nada.

-¡Claro que tiene que decir! Y dice: No quiero que te asustes, así que mejor no te digo que soy lesbiana… Porque no tengo amigos.

-Basta Carly, no quiero hablar de eso… mejor dime a qué has venido.

-Tienes razón, yo venía a darte una buena noticia.

-Entonces… Dímela.

-Rafa y yo estamos saliendo.

-¿Rafa?

-Si… Rafael, el amigo de tu novio.

-Pues felicidades, ya era hora de que te dieras una oportunidad.

-Lo sé, no se lo hemos dicho a nadie porque es una sorpresa. Queríamos darles la noticia en San Valentín.

-Y soy tan dichosa de enterarme dos semanas antes por…

-No lo sé, sólo quería contárselo a alguien discreta.

-Pues gracias por considérame.

-Por cierto, ¿Ya tienes algo planeado para San Valentín?

-Bueno, aún no he planeado nada con Lucas –metió la cucharita al café y comenzó a menear el fondo.

-¿Y esa cara? Lo dices como si estuvieras triste.

-¡No! para nada, es sólo que soy muy cursi como para que Lucas lo sepa apreciar.

-Mira, todos los hombres son iguales… Sí, unos más que otros; sólo tenle paciencia.

-A veces desearía que Lucas fuera más romántico o detallista, que me enviara flores, chocolates, que me hiciera una cena bajo la luna, vino… alguna carta, algún poema…

-No te preocupes, ya verás que te va a sorprender. Por cierto, me tengo que ir, quede de verme con Rafa… Pero me dio mucho gusto platicar contigo.

-Si ha esto llamas platica…

-¡Ya! Sube esos ánimos, y deja de desear tanto imposible… todo eso que dices describe a dos personas en el mundo: gay y chicas. Y mira que Lucas no tiene nada de los dos –ambas sonrieron (un poco menos Andrea) y después se despidieron con un beso en la mejilla.

 

Carly estaba preocupada por Andrea, quizá no lo expresaba de la mejor manera o no tenía ese tacto gentil que se supone que tantas veces su madre le inculco. Andrea estaba triste, eso era claramente lo que veía a través de sus ojos; pero no sólo eso, había algo más (algo que ella no conocía).

 

Su sonrisa apagada volvió a regresar cuando a lo lejos vio a Rafal acercarse, la felicidad le salía hasta por los poros de la piel. Carly sabía claramente que ella no compartiría el problema de Andrea, pues apenas llevaba saliendo con Rafael muy poco tiempo como para que lo arruinara de esa manera.

 

-¡Hola hermosa! No seas tan egoísta y déjales algo de alegría a los demás –se acercó Rafael dándole un beso en la boca.

-¿Se nota tanto?

-No mucho.

-Rafis ¿Podemos hablar?

-¿Hice algo? –respondió asustado y poniéndose erguido.

-No, obvio no tonto. Es acerca de Andrea y Lucas.

-¿Qué pasa con ello? –se cruzó de manos-. ¿Pelearon?

-No, pero si no hablas con Lucas… lo harán.

-Vamos a sentarnos allá –señaló una enorme sombra producto de un gran árbol y Carly asintió con la cabeza.

 

Ya estando sentados Carly le contó todo lo que observó en Andrea. La mirada de Rafael daba mucho que decir, como si supiera algo que ella ignoraba; al final terminó exigiéndole que le dijera lo que sucedía, pues en una relación no existían mentiras por callar.

 

-Entonces ¿Qué? ¿Me vas a decir lo que pasa? Estoy seguro que sabes algo de Lucas –lo soltó de la mano.

-De acuerdo, pero si te sirve de consuelo; realmente no sé mucho, tengo mis suposiciones y otras cosas pero tal como saber algo, no.

-Los grandes problemas siempre comienzan con una mentira Rafael.

-A principios de siglo hubo una reunión muy grande, no fui ya hasta mucho después; y eso porque quería que apagaran su escándalo… en fin, cuando llegué vi entre toda la gente a Luca.

-Irrelevante y de poca ayuda.

-Bueno, ¿Sería irrelevante si te digo que la vi con una chica morena?

-¿Qué?

-No los vi haciendo algo, sólo vi que se fue con ella; esa noche no supe a qué hora llegó porque me levante tarde.

-¿Crees que Lucas?... –se mordió el labio inferior.

-No lo sé, pero definitivamente esa chica se veía muy diferente a Andrea.

-¿Diferente?

-No me mal intérpretes, pero lo que Andrea tiene de tierna y bonita… Esa chica lo tiene de Sexy y guapa.

-Para mí es lo mismo –respondió indiferente.

-Pues para algunos hombres es una gran diferencia.

-Pues eso no es un motivo valido para engañar a alguien, y si lo fuese… Existe el diálogo –tomó un respiro y continuo-, ¿vas a hablar con Lucas?

-Sí, creo que sería lo mejor –le tomó las manos y sonrieron de alguna manera preocupadamente.

 

Después de ese dialogo inspirado por los problemas de Andrea y Lucas, Rafael tardó varios días en afrontar el asunto. No era fácil primero: dar con Lucas, que contestará sus llamadas, encontrar el momento adecuado y las palabras perfectas.

 

Una tarde justo a dos días de San Valentín, las fuerzas para que Rafael hablara con Lucas se hicieron presentes; no sólo era Carly quien le aconsejaba hacerlo, esta vez se trataba de hechos contundentes y muy claros. Aquella tarde mientras limpiaba las ventanas que se ensuciaban continuamente de polvo, vio a lo lejos a aquella chica morena, de pelo negro y rojizo. Estaba hablando con un par de chicos  justo en la medio de una práctica de futbol, en ningún momento se le hizo conocido alguno de ellos; pues uno le daba la espalda y el otro llevaba el cabello tan largo que le cubría toda la cara.

 

Los dos chicos parecían estar discutiendo, y por lo que Rafael veía… el problema era la chica. De pronto su mirada quedó atrapada cuando ambos chicos comenzaron a ofenderse, primero con palabras, después con empujones y así hasta que uno de ellos decidió callarlo de un golpe. El chico más alto fue el primero en caer al suelo, pero tan pronto como pudo se paró para regresarle un puñetazo a quien había sido el iniciante de la discusión.

 

Ambos chicos siguieron peleando y recolectando mirones por todas partes, en cuando la gente comenzó a estorbar y quitarle visibilidad a Rafael, este simplemente se alejó y decidió irse a duchar, pues tendría una cena con sus padres. Dentro de la ducha escuchó la puerta abrirse y cerrarse, lo cual le hacía pensar que se trataba de Lucas.

 

Cuando salió vio como Lucas sacaba una lata de refresco de la nevera y se las ponía justo en el ojo derecho. El único pensamiento que se le venía a la mente era la no tan lejana pelea de la cual había sido testigo. Lentamente y disimulando buscó mirar la espalda de Lucas para ver si le resultaba parecida a la del chico que le dio la espalda todo el tiempo.

 

Cuando se percató de que ambas espaldas coincidían, una corriente bruta de enojo le llegó hasta el último pelo del cuerpo. ¿Cómo era tan cínico? Como para estar pelando por una chica, que no era su novia y justo detrás de su habitación.

 

-Lucas…

-Estoy bien, no te preocupes –contestó cortantemente.

-Lo de tu cara es lo que menos me importa, quiero hablar de porque estas engañando a Andrea –Rafael esperaba de alguna manera que él lo negara todo, pues aunque lo había visto en plena lucha territorial por aquella chica; no tenía nada asegurado como para decir que engañaba a Andrea.

-Rafa… No te mentas ¿De acuerdo? –le dio la espalda y se dirigió a acostarse en su cama.

-Sí me meto, no es justo que engañes a alguien tan buena como Andrea; eres mi amigo, pero también eres un descarado.

-¡Rafael! ¡Bájale! No inventes cosas.

-Ok, niégalo… sólo te engañas a ti mismo.

-¿Qué esperas escuchar? ¿Qué te diga que engaño a Andrea? Y si así fuera ¿Qué harías para mejorar la situación?

-Siéndote sincero, te diría que fueses sincero con Andrea; ella no tiene que creer que eres un hombre perfecto que la ama y la respeta, cuando sólo eres…

-Soy hombre Rafa, eso es lo que soy… ¿Qué sentirías si después de más de un año de novios, tu novia no te diera sexo?

-¡¿Qué?!

-Ahora me vas a decir que pensaste que yo y Andrea… -tomó una bocanada de aire-. Mira, Andrea es virgen, no me da lo que pido… Hay muchas universitarias que desearían tenerme en una cama.

-Eso no es pretexto Lucas ¿quieres que te diga algo de mucha hombría? Yo también soy virgen, y no porque no pueda dejar de serlo, sino porque yo busco a la persona adecuada.

-Pues o tú eres hermano de Andrea o su alma gemela, porque piensan exactamente igual, bueno, eso era al principio, a veces me dice que no está preparada, otras que si su papá se entera me beta de su familia y otras… ya dejé de ponerle atención a sus excusas –tiró la lata al costado de la cama y se acomodó con ambas manos detrás de la nuca-. Deberías saber la suerte que tengo de haber encontrado a Christina.

-¿Quién? ¿La chica morena?

-Sí… ella me ha complacido en todo lo que un hombre necesita.

-Eres un bastardo, si no la vas a respetar; mejor termina con esa farsa.

-¿Sabes qué? tienes razón, la voy a cortar… Y si me pregunta ¿Por qué? le diré que un buen amigo me lo aconsejó.

-No es cierto.

-¿Qué? ¿Decirle que me lo aconsejaste? O ¿Terminarla?

-Eres…

-Lo haré mañana, para que vivir una farsa en San Valentín si puedo tener sexo toda la noche con una morena caliente.

 

Durante toda la noche en la cena de con sus padres, Rafel intentó contactar a Carly para decirle lo de Lucas, pero esta nunca contestó; así que en cuanto amaneció se fue a buscarla, para al final terminar encontrándola en la biblioteca con Ameli y Andrea. Sonrientemente y sin mirar a los ojos a Andrea se acercó a la mesa con las tres chicas.

 

-¡Hola! Guapas ¿Me prestan un ratito a Carly? –Ameli le dio un codazo a Andrea incitándola a pensar en algo sentimental entre ambos, sin saber que Andrea ya estaba enterada.

-¡Hola! Rafis ¿Pasa algo? –preguntó mientras daba un pequeño hacia a Andrea.

-Quería enseñarte un libro que está justo acá –señaló hacia unos cuantos estantes más lejos.

-Yo también voy, necesito unos libros –interrumpió Ameli.

-¿Por qué no vas a pedírselos a la anciana que trabaja aquí? –sugirió Rafael intentando que no fuese con ellos.

-¿Marisol? Pues iría si no fuese porque la Samantha esa acaba de llegar –Andrea miró alegremente hacia donde señalaba Ameli.

-Yo voy si quieres, sólo dame el nombre del libro –le miró Andrea mientras se levantaba.

-Como quieras –le entregó una lista-. Yo iré a sacar unas copias, ya después también tú te encargas de pagarle.

 

Las tres chicas se dirigieron en caminos separados, Andrea rápidamente se acercó a pedir ayuda a Samatha mientras que Ameli sacaba copias a un engargolado entero.

Por su parte Carly y Rafa se fueron a donde no había nadie y este último comenzó a decirle todo desde que vio a aquellos dos tipos peleando por la morena.

 

Andrea con gusto tomó la lista que le entregó Andrea y se encaminó a cumplir con el pedido, Andrea iba a su lado, pero como Ameli vio aquello; llamó a Andrea con el pretexto de no saber sacar las copias. Algo decepcionada se dirigió hacia Ameli mientras que Samantha lo hacía en dirección contraria hacia los estantes traseros. Sin darse cuanta y por azares del destino, Samantha escuchó a un par de chicos discutiendo por algo. Pensó en llamarles la atención para que bajaran la voz, pero en cuanto escucho el nombre de Andrea, las cosas cambiaron y decidió que aquella conversación parecía ser mucho más interesante de lo que podía admitir. Se acomodó detrás de un pequeño estante y comenzó a revolotear los libros mientras ponía clara atención a lo que decían.

 

-Rafa ¿Qué hiciste? Se supone que tenías que arreglar las cosas, no fastidiarlas.

-¿No crees que eso fue lo mejor? O ¿Quieres que le sigan poniendo los cuernos a tu amiga?

-Pues no… Pobre Andrea, yo sólo quería ayudarla y mira.

-Es lo mejor, lo sabes –puso su mano en el hombro de Carly.

-Ella sólo pedía una cena romántica bajo la luz de la luna, con vino, rosas y chocolates… ahora no vino, no cena, no San Valentin, no Novio… -guardo un silencio profundo-. No puedo creer que Lucas la vaya a terminar un día antes de San Valentín.

 

Samantha no sabía exactamente si alegrarse por ello o no, pero si no había una sonrisa de por medio, significaba lo segundo. En ese momento el único recurso que le quedaba era un as bajo la manga. Metió la mano en uno de sus bolsillos traseros y sacó un pequeño papelito doblando en cuatro partes. Tomó un lapicero que tenía para atrapar su cabello, el cual cayó sobre sus hombros; se recargó sobre una pequeña mesa y terminó un poema que había empezado, tan sólo terminó el último renglón.

 

Se apresuró rápido a llegar a donde se encontraban las cosas de Andrea y lo puso en un lugar visible para ella, únicamente con el rótulo de “Para Andrea” que había escrito previamente y en cuanto vio que Andrea regresaba y Ameli seguía sacando copias, volvió a ir en busca de los libros de la lista.

 

Cuando Andrea regresó a su lugar notó un pequeño papelito blanco, algo maltratado y con un rotulo que lo hacía claramente propiedad suya. Viendo que no había nadie cerca decidió abrirlo para leerlo, mientras que en el fondo Samantha observaba detenidamente para ver su expresión, ya que la pasada vez no había tenido esa dicha.

 

De nueva cuenta el escrito era corto, pero ella sabía que sería tan especial como si fuese una carta entera.

 

“Tus besos deseo y con amor anhelo

Tu sonrisa me quiebra y debilita

No soy un fantasma ni una sombra ilusión

Sigo esperando tu mirada como una fragante constelación”

 

“Tus latidos son palabras escritas en mi pecho

Tus caricias suaves bengalas que iluminan mi alma

Todo esto está escrito en el corazón

En el tuyo y en el mío”

 

“No llores mi dulce sueño, no llores… Recuerda que yo te sueño”

 

La mirada en Andrea se iluminó al instante, más aún en la última parte; incluso hasta parecía querer llorar, aunque este claramente le decía que no. Samantha se paralizó y casi pierde la cordura al ver la mirada de expresión de Andrea. Justo en ese momento Andrea se sentía separada del resto del mundo, no sabía o recordaba si alguna vez había sentido algo así cuando Lucas la estaba enamorando… Bueno, Lucas sólo compraba cosas, esto era completamente diferente. Aquel momento duró muy poco cuando escucho la voz de Lucas.

 

Samantha a lo lejos lo vio y se puso sería, Andrea sólo sonrió y caminó hacia él para darle un beso; sin embargo este se negó diciéndole únicamente: “Tenemos que hablar”.