Metamorfosis

Almas y Cuerpos (Parte I)

“Cuando uno piensa en cuerpos y almas, piensa en dos cosas distintas; porque se supone que el alma está dentro de un cuerpo, y el cuerpo es aporreado por el paso de los años… así hasta que envejece y no es capaz de mantener la juventud eterna del alma. Si esta juventud es eterna, se supondría que siempre somos los mismos, y lo único que cambia es nuestro exterior; por eso es que mucha gente prefiere vivir su vida a como se siente y no como se ve. A todo esto; me pregunto si en realidad las almas no tienen sexo; si solo son almas y ya, y lo que le da un género termina siendo la sexualidad fisiológica de un cuerpo. Si es así… entonces que sea lo que mi alma quiera”.

            Todo esto pasó por mi mente en cuestión de menos de un minuto; minuto en el cual Blake terminó sobre Tay, desvistiéndola y besándola. Yo aún tengo mi ropa interior, pero observo la pasión con la que Blake toma a Tay entre sus enormes brazos y parece asfixiarla como un pitón a un pequeño ciervo. No he salido del juego, pero sé cómo Blake deseo tanto es momento; no lo entiendo, no sé de dónde proviene este sentimiento de celos, pero sí sé que quiero que Blake me haga lo mismo que a ella, y a la vez, que ella me haga lo mismo que le hace a él. Ambos son mis amigos, uno más cercano que el otro, y jamás me había una situación como la que presencian mis ojos; no una que nos incluyese a los tres.

            Me acerco hacia el par de amantes y mejores amigos; me recuesto justo al lado de Tay y paso mi mano sobre el enorme brazo de Blake, él siempre fue más robusto que yo; alguna vez me dio envidia… alguna vez. Blake cesa, me mira y termina poniendo su cara entre la de ambas.

            —¿Por qué no nos vamos a la cama? —susurra.

            Tay asiente con la cara, pero no antes de mirarme y prácticamente preguntarme con la mirada si estaba de acuerdo. Una simple sonrisa fue mi respuesta para afirmar aquello. Tay me toma de la mano y quita a Blake del camino para poder llevarme hacía su habitación; Blake observa desde atrás y nos sigue como si a él también lo hubiera tomado de la mano. Entramos las dos primero; frente a nosotras se encuentra el único lugar que parece realmente ordenado, pues no hay ni una sola caja. Cerca de la ventana hay una cama, que ya había visto antes cuando había visitado el antiguo departamento de Tay; se trata de una de esas camas tan modernas que prácticamente están sobre el suelo.

            —¿Te gusta tener los muebles cerca de las ventanas? —le pregunto.

            —Me gusta tener las cosas que me gustan cerca de ella —me dice—, así las puedo ver mejor —continúa y empuja hacia la cama con un solo empujón; al final termino tirada sobre el colchón.

            Tay se posa sobre mí haciendo que sus pechos cuelguen de una manera casi perfecta sobre mi rostro; paso mi mano sobre uno de ellos como si quisiera evitar que se derramaran sobre mí. Giro ligeramente la mirada por un par de segundos solo para ver a Blake recargado sobre la puerta, simplemente observando. Luego regreso a mirar a Tay. Con ambas manos levanta parte de mi espalda, y lo hace simplemente para poder quitarme el brasier. Cuando me lo saca sé que ya no puedo retroceder, como si fuese un juguete nuevo al cual le han quitado la cinta protectora de garantía. Baja ligeramente y con la boca muerde la parte superior de mi braga para jalarla y quitármela por completo con la boca. Justo ahora me siento tan libre y sin ningún prejuicio, como si quisiera sentirme así toda la vida.

            Me  doblo para tener una mejor visión de lo que Tay está haciendo; es así como puedo mirar su pubis; y ya no me siento tan mal de no depilarme, pues a pesar de que no tiene tanto vello, se pueden ver en contra luz que sí hay. Cuando termina de quitarme las bragas ella se da media vuelta y se dirige hacia Blake; dejando a plena vista su precioso trasero, glúteos, nalgas, pompas… como quieran llamarles… son perfectas; pero mientras las observo me doy cuenta de algo peculiar sobre su nalga derecha, es una especie “A” marcada casi debajo en donde se hace el dobles de la pierna y el glúteo. Sin embargo, mi atención se pierde rápidamente cuanto noto que ya viene de regreso con Blake tomado de la mano.

            Me pongo nerviosa, pero sé que también lo deseo; deseo tenerlos a los dos en la cama. Tay se vuelve a acostar a mi lado y Blake me observa intentando persuadirme de quitarle la ropa. Miro a Tay y ella hace una mueca con la boca de buena manera, y me da un empujón con la mano para levantarme. Me pongo de pie lo más rápido que puedo y me acerco a Blake cuidadosamente. Tomo su camisa por la parte de abajo y comienzo a jalarla lentamente hacia arriba; así lentamente se va descubriendo ante mí un pecho moreno, velludos y tonificado. Cuando le saco toda la camisa lo primero que hago es poner una de mis manos sobre su pecho; la deslizo de arriba abajo y luego la bajo para comenzar a desabrochar el cinturón.

            —Bonito cinturón —susurro, porque realmente está muy mono.

            —Cuando quieras te lo presto —me dice en señal de complicidad. Yo solo lo miro y en lugar de sentirme mal o ponerme nerviosa le sonrío—, ¿seguro que quieres que te lo quite? —insisto con el mismo tono de complicidad.

            —Por favor —me responde.

            Prosigo desabrochando totalmente el cinturón, y luego simplemente se lo saco por completo del pantalón, lo tomo de las orillas superiores y comienzo a bajarlo rápidamente; debajo lleva unos calzoncillos ajustados totalmente a su cuerpo, así que sin pensarlo dos veces los jalón hacia abajo y se los termino sacando; él se quita los calcetines y por arte de magia tengo a un hombre desnudo frente a mí. Miro todas sus partes inferiores; luego tengo una pequeña imagen en mi mente, como si el que estuviera frente a él no fuera Blake, sino yo, o Alan… más bien a Alan, como alguien ajeno a mí. Presiento que estoy tan drogada y borracha que incluso él me parece irresistible.

            Me acerco a Alan y lo beso mientras deslizo mi mano hacia sus partes; allí hay más vello, y luego siento esa pequeña, delgada y suave piel de su pene; lo acaricio sin tomarlo, una y otra vez. Alan pone su mano sobre mi glúteo y lo aprieta como si fuera una esponja; sé que no soy tan grande como antes y en una de sus manos cabe prácticamente la mitad de mi glúteo. Sé que me estoy excitando; mis ojos están profundamente cerrados y siento su lengua dentro de mi boca; pero cuando vuelvo a abrir mis ojos ya no está Alan, es de nuevo Blake. Me doy vuelta y lo tomo de sus manos para ponerlas sobre mi cintura; siento su vello por toda mi espalda; y luego su pene sobre mis glúteos; miro a Tay, y sé que también deseo tocarla; así que comienzo a caminar con Blake detrás de mí hasta la cama. Él se recuesta de un lado y yo me meto en medio de los dos.

            Con ambas manos tomo la mandíbula de cada uno y la acerco hasta mi cuello. Ambos se dan media vuelta quedando de frente a mí, y comienzan a besarme; estoy atrapada entre los sus dos cuerpos, y me gusta. Me doy media vuelta quedando del lado de Tay y comienzo a besarla; con mis manos comienzo a acariciar su vientre y su abdomen; y rápidamente siento la comparación de una suave piel sin vellos. Rozo la superficie de su vientre con el mío y luego hago que mis pechos choquen con los suyos de una manera tan sutil y delicada que pasa casi inadvertida. Ella sigue besándome con tanta pasión que por unos minutos me olvido de la existencia de Blake a mi espalda; o al menos hasta que siento sus besos sobre mi espalda.

            Me hubiese volteado en ese momento hacia Blake, pero algo más fuerte me obligo a mantenerme allí con Tay. Ella comenzó a bajar su mano hacia mi vientre; cálida y delicada, y sé que quiero que la envíe más abajo; entre mis piernas. Pero el que comienza a bajar es Blake, pues cuando menos me doy cuenta ya está besando la parte baja de mi espalda, y sus manos están cada una sobre un glúteo mío. Lo ignoro por unos minutos mientras comienzo a bajar más mi mano a entre la piernas de Tay, luego simplemente la dejo debajo de mí al levantarme y ponerse sobre ella con las manos estiradas. Le sonrío y comienzo a deslizar hacia abajo lentamente mi cabeza; desde sus labios, luego en medio de su pechos, en su abdomen y así hasta llegar a su ombligo. Mi cabello queda todo esparcido sobre su cuerpo, mientras que mi cara está a unos centímetros de sus pubis.

            Por otra parte, Blake ha logrado acomodarse para seguir quedando detrás de mí; así que cuanto más me doblo lo siento más entre mis glúteos. Vuelvo a ignorarlo, y prosigo con Tay. Siento como ella agarra entre sus manos mi cabello; como si lo tomara entre sus puños, pero no tanto como para no dejarme libre de seguir bajando. Cuando llego hasta su pubis y me dispongo a abrir sus piernas no puedo evitar sentir como mi cuerpo se humedece; y aunque no sé qué hace una lesbiana en una situación así me dispongo a hacer lo que mis impulsos sexuales me ordenen hacer.

            Blake sigue jugueteando con mis glúteos; los besa y vuelve a besar; los aprieta y vuelve a apretar; luego siento como abre cada una de mis nalgas de un lago al otro y simplemente me da un lengüetazo. Me quedo pasmada al instante, ¿qué se supone que está haciendo? ¿De verdad está haciendo lo que siento que está haciendo? Por unos segundos no hago nada, y espero a ver si aquello se repite; y lo hace. No siento aversión a lo que hace, ni siquiera me parece guarro, pero jamás en mi vida alguien había pasado su lengua sobre aquel lugar al que tantas veces nombre en el hospital: ano.

            Tay despeja el pelo de mi cabeza para poder mirar, y supongo que lo hace porque se pregunta por qué me he detenido; la alcanzo a mirar y le sonrío. Regreso mi rostro hacia el pubis de Tay; paso mi mano y me recuesto sobre una de sus piernas; es sorprendente lo que se puede ver cuando observas algo en contra luz, pues allí estaban, sus suaves y delgados vellos. Paso la mano dos pares de veces; como si estuviera acariciando un pequeño gatito. Luego me pongo de nuevo en posición; con una mano y con mis dedos índice y medio hago una “V” para abrir el interior de su sexo.

            ¿Se verá así como es el mío ahora?, me pregunto, y es extraño, porque a pesar de saber anatomía parece como si ahora estuviese descubriendo un mundo nuevo. Con mi otra mano paso mi dedo índice sobre su interior; la escucho gemir; y justo en ese momento siento otro lengüetazo de Blake; lo que me hace sacar un suspiro; sé que lo que hace él también está comenzando a excitarme. Y entonces me preguntó lo que él estará saboreando de aquella parte. Entonces simplemente quito mis dedos en “V”, saco el otro y meto uno de la otra mano para poder tocar su clítoris; comienzo a moverlo en círculos y le doy sin más mi primer lengüetazo.

            Un sabor semi salado inunda toda la parte superior de mi lengua; y me gusta; así que vuelvo a dar otro lengüetazo; casi al mismo tiempo que siento otro de Blake. Después de eso ya no me conformo con solo dar lengüetazos, sino que dejo que mi boca comience a acercarse lentamente hasta finalmente tener toda mi boca dentro de su sexo, ya no dando finos y rápidos lengüetazos, sino dejando mi lengua dentro de ella; Tay comienza a dar suave gemidos que presiento se ahogan entre el ruido que hace mi boca. No sé si aquello basta para haber hecho bien mi trabajo, pero estoy segura de que puedo hacer algo más… algo de todas esas veces que escuché hablar o vi en las películas pornográficas.

            —¿Quieres qué te lo meta por atrás? —susurra una voz a mi oído.

            —¿Qué? —pregunto desorientada después de sacar mi boca del sexo de Tay.

            —¿Qué si quieres que te lo meta por atrás? —vuelve a preguntar Blake.

            —Yo… —divago.

            —No es tan malo como se escucha —dice Tay—, de hecho presiento que te va a gustar.

            Yo simplemente la observo, me sorprende que haya sido capaz de escuchar los susurros de Blake hasta donde ella está. Luego pienso y me doy cuenta de que el cuarto está completamente silenciosos y los ruidos que hacemos son los únicos que invaden aquella tranquilidad; todos y cualquier ruido que se escuche lo puede escuchar el otro. No me siento muy convencida de la propuesta que me está haciendo Blake; pero también me preguntó si estaré convencida para que me penetre por adelante; y la verdad no me preocupa el hecho de ser virgen o no; aunque estoy tan segura de que no lo soy, pero hay algo… hay algo extraño que hace que me de miedo.

            —¿Traes…? —pregunto con la intención de que no y así poder dar un rotundo no.

            —En el cajón de allá —señala Tay—, ¿qué?, ¿crees que porque rechacé a este tantas veces y te dije que me gustabas soy lesbiana?

            —Yo no he dicho nada —respondo.

            —Pero lo has pensado —me dice y hace que suba hasta quedar ambas de frente—, te diré algo Milla… siempre he odiado las etiquetas; y al igual que con la ropa; si me gusta algo lo pruebo; y si me gusta demasiado, me lo compro.

            —¿Yo en qué etapa estoy? —pregunto.

            —En la de prueba pero, ¿te digo un secreto?

            —Claro.

            —Estoy segura de que me vas a gustar demasiado.

            Tay me besa y mete su mano entre mis piernas bruscamente para abrirlas; hace que de un pequeño gemido al sentir uno de sus dedos dentro de mi sexo; cierro los ojos y siento cómo acerca sus labios a mi oreja.

            —¿Te digo otro? —me susurra.

            —Sí. Por favor.

            —Sí él está aquí es solo por ti; él es esa clase de ropa que se ve muy a la moda y todos quieren usar; pero que simplemente sabes que no te gusta.

            —¿Por qué estás tan segura que quiero que él esté aquí?

            —No lo sé, presiento que te hace falta algo masculino, ¿o me equivoco?

            —No lo entenderías —le susurro.

            <<Ya los encontré —grita Blake y me preguntó si escuchó nuestra pequeña plática.>>

            —Blake —le dice Tay.

            —¿Sí?

            —¿Crees que nos podías dar unos cuantos minutos?

            —¿Hice algo mal?

            —Para nada, tú solo guarda eso para más al rato; no sé, observa y mastúrbate.

            Tay me da la vuelta y como por arte de magia la tengo ahora arriba; mete uno de sus dedos en mi sexo y comienza a moverlo de arriba hacia abajo con delicadeza y a la vez con unos movimientos tan rápidos y bruscos. Luego saca los dedos y me toma por la cintura y me obliga a dar la media vuelta para quedar de espaldas a ella. Dobla mis piernas y deja que queden mis glúteos frente a ella.

            —¿Tay? —le dice Blake.

            —¿Qué? —contesta apáticamente.

            —Se supone que yo tendría que estar allí en este momento.

            —¿Vas a pelear por esto? ¿Justo ahora?

            —Es solo que me gustaría…

            —Blake, por la manera en que contestó es obvio que no ha hecho esto antes.

            —No lo entiendes —le responde Blake.

            —No, no entiendo muchas cosas; pero si alguien le va a meter algo por primera vez en el ano, voy a ser yo, ¿entiendes?

            Blake solo se mantiene en silencio; nadie dice nada, ni siquiera yo.