La Misteriosa Chica del Lago

Intro

Quien me describe me describe como una chica problemática, sin sentido de vida, sin futuro, un caos sin remedio, una pérdida de tiempo, un desperdicio de humanidad, un punto muerto o como alguien que nunca debió haber existido. Yo jamás pensaría eso de mí si pudiera desprenderme de mi cuerpo y verme a mí misma en un día normal mientras tomo el autobús de camino a casa, o al menos no hasta que me mirara fijamente y metiese mi mano derecha dentro de mis pantalones sin miedo a que mi yo exterior me viese con lujuria mientras me masturbo... entonces quizá pensaría en que todo lo que se dice de mí es real, y lo creería, solo para intentar ir por el buen camino, pero recordaría que esa no soy yo, y solo entonces alabaría a todas esas personas que sin querer me han convertido en lo que soy, en mí.

            Ante el mundo me llamo Charlotte Rose Di Lauri Rodríguez, ante mi familia Charlie, ante mis amigos Char, y ante mi mundo... ante mi mundo jamás tendré un nombre, o al menos no uno con letras. En todo caso, lo que importa menos aquí es mi nombre, lo que realmente quiero compartir es la historia más maravillosa y extraña que jamás me sucedió en toda mi vida, una historia más allá de mis límites, incluso entre los propios límites de la realidad. Jamás he sido una persona cuerda, creo que eso lo deberían entender desde ahora, y no por lo que he dicho sobre mí anteriormente, sino porque me siento viviendo en un mundo paralelo al de ustedes o al de cualquier otra persona que conozcan; un mundo donde yo creo mis propias leyes y gobierno autoritariamente, pero de alguna manera lo llegaba a considerar normal o al menos lo era hasta que conocí a aquella misteriosa chica del lago, a partir de allí todo cambió, y las drogas, el alcohol, el cigarro, el sexo se quedaron cortos, y por decirlo de alguna manera, jamás me sentí tan fuera de la realidad desde que la conocí; es más, jamás lo sentí tan extremo ni con toda la droga y alcohol corriendo por mi sangre, y créanme, jamás dude tanto de lo que era real o no.

 

            Solo sé que la gente me seguirá viendo extraño, por lo que haga; por lo que diga e incluso ahora por lo que escriba, pero no me juzguen a mí, juzguen a todo lo que les ha hecho creer que un mundo normal es un mundo perfecto; que la ficción es para locos; que el amor es exclusivo de un hombre y una mujer; y a todo lo que crees que es real. Por eso comenzaré contando esta historia desde mucho antes del inicio, desde cuando solo era yo, una chica llamada “salvaje” y “rebelde”, y lo haré justo aquí, desde este autobús; mientras miró a la gente normal e infeliz; mientras aquel niño le llora a su madre agotada de un largo día de trabajo; mientras aquel anciano me observa eróticamente y guiña el ojo derecho; mientras un oficial platica con el conductor sobre el partido de la mañana; mientras pasan los coches iluminando la noche con señales intermitentes que te hacen cerrar los ojos; mientras fumo un cigarro con la mano izquierda y claro, mientras me masturbo con la mano derecha dentro de mi pantalones despintados.

 

            Porque aquí fue cuando comenzó todo sin haber comenzado.